No entendía. Simplemente estaba lejos de su capacidad de compresión. Nadie sabía que sucedía dentro de su mente y hablar con ella era en vano, cada palabra pronunciada se perdía en un vacío de lógicas complejas y sin sentido práctico.  —Tu nombre es Elara —le dijo la mujer en un tono dulce. —Esa información es incorrecta, mi identificador es Zora modelo 32 código 4 –respondió monótonamente y de forma asertiva, su voz no efectuaba cambios en la entonación. La mujer se dio media vuelta y le lanzó una mirada al hombre entre angustia y frustración. El hombre, que parecía ser ░