Tenía el estómago lleno, muy lleno de… ¿comida? Si es que se me permite llamar a estas sustancias así. Me había pasado una hora inigiriendo dulces, chocolates, caramelos, cervezas, gaseosas, entre otras cosas.
La mente la tenía llena también. No sé si fue el azúcar o mi agudo intelecto lo que desencadenó que surja la idea. Estaba esperando ese momento hacía años. Casi una década rezando -a todos los dioses que potencialmente puedan existir- para que llegue el instante oportuno de inspiración que me resuelva el dilema de cómo volverme millonario de una vez por todas.
Era tan fácil y obvia la respuesta que antes de emocionarme me lamenté por haber perdido tanto de mi preciado tiempo y habilidades en trabajos inútiles como empleado para jefes que no eran yo mismo. Tampoco podía creer cómo no se le había ocurrido a nadie, por lo cual debía que actuar con prisa porque nadie podía ganarme. Tenía que hacer, con urgencia, una nave espacial con un tenedor y HTML antes que fuera demasiado tarde.
Era muy sencillo de ejecutar, tan sencillo que cualquier primate con un par de pensamientos aleatorios lo podría efectuar, pero el quid de la cuestión estaba en hacerlo mejor. Esto significaba, estar en plenas condiciones físicas y mentales, las cuales no eran mi caso. No recordaba la última noche que había dormido más de tres horas seguidas o cuándo había visto a otro ser humano. De hecho, ¿alguna vez vi a otro ser humano? Estas dudas eran irrelevantes, no me permitían enfocarme en mi objetivo. Y el bienestar también lo era; el éxito requiere esfuerzo y disciplina, no agua y jabón.
Todo esto lo pensé en el baño mientras escuchaba el agua correr y me miraba al espejo a modo de discurso motivacional. Nunca entré a la ducha, la cerré y me fui a poner manos a la obra. Me senté frente a la computadora. Este no fue un paso real ya que la única silla que tenía en mi monoambiente era la que usaba para trabajar. Y comer. Y, prácticamente, para todo. En fin, abrí un documento nuevo y comencé a escribir la receta.
“Cómo hacer una nave espacial con HTML y un tenedor”
¡Sin necesidad de salir de casa!
Ingredientes
╚ 1 Tenedor
╚ HTML a gusto
╚ Lavandina (opcional)
Antes de proceder con las instrucciones y el paso a paso me tomé un momento para regocijarme. Ya me veía en un barco, en mar abierto, tirando billetes contra los vientos a la par de que descorchaba un champagne mientras me preparaba para dar entrevistas sobre mi psique inovadora. Podía cuantificar la cantidad de hashtags que las personas reales y la IA iba a utilizar para hablar de mi invento, y porqué no para mostrar su propia versión de una nave espacial casera. Un mundo en dónde todos podrían tener su propio medio de transporte a todo el sistema solar ¡Y el mérito era mío! Me perdí en una nube de delirios: esbocé un discurso para mi futura empresa, pensé en un plan de negocios, consideré dónde guardar mi fortuna…
La realidad me dio un empujón de forma literal. Aparecí tirado boca abajo en el piso, se me resbalaba la cara gracias al charco de saliva que había expulsado. No debí haber abusado de los caramelos de goma. Me reincorporé y proseguí a escribir la receta:
- Tomar el tenedor fuertemente (mano derecha)
Ya sentía cómo se iba cocinando el proyecto, como iba tomando forma. Cada vez estaba más cerca del triunfo.
- Encender la computadora (mano izquierda)
Alucinaba con la facilidad que surgía todo el contenido de mi cerebro. En tan solo unos minutos iba a tener declarado delante mío un avance tecnológico que iba a cambiar el futuro de la humanidad. Todo ciudadano del planeta tierra tendrá libre albedrío de movimiento, se eliminarán las fronteras entre países, hablaremos un solo idioma, las criptomonedas se improndrán, el futuro está llegando hoy.
- Una vez con la computadora (o tablet) encendida, con la meno derecha apuntando al cielo, escribir en código HTML el algoritmo de desarrollo espacial sin indentación.
Consejo extra: usar light mode.
- Reiniciar la computadora con el tenedor.
La recta final estaba en mi campo de visión. Faltaba un paso y ya estaría listo para ser probado esa misma noche, ese mismo instante. Sinceramente, estaba un poco cansado, hacía mucho que no trabajaba tanto. Los últimos años fueron dedicados al desarrollo web con sistemas de gestión de contenidos. Es sabido que los que nos dedicamos a esto, no somos en realidad programadores, simplemente hacemos unos clicks en la pantalla sin entender mucho qué está sucediendo. En contraste con lo que requiere llevar adelante una empresa, era un cambio brusco. Estaba agotado.
Todo esto me hizo dudas si esto de ser empresario era para mí y si realmente estaba listo para afrontar la fama y ser un lider tecnológico. Era mucha responsabilidad, pero alguien tenía que tomar la iniciativa. Y ese alguien debía ser capaz.
Estaba tan cansado que mis parpadeos se alargaban cada vez más. Me dormí de nuevo. Esta vez me desperté rápidamente. Me faltaba un solo paso.
- Hacer…
No pude seguir. Me había olvidado por compelto. No podía ser. Estaba ahí pero estaba completamente bloqueado. Mi propia mente me traicionó. Seguro… seguro me quiere proteger de mí mismo. Acto seguido, comencé a verme en el fracaso eterno. Me vi igual que ahora, siendo un mísero programador más, como el 85% de la población. Sin billetes voladores, ni barcos en altamar, ni hashtags virales. Solo yo, en este monoambiente inmundo. Solo yo, ¿quién soy yo? No soy nadie sin mi creación. Me volví a dormir, esta vez en la cama, con la esperanza de mañana recordar.
El hambre me atacó a primer hora del día. Abrí un paquete de chupetines y me preparé un café instantáneo para desayunar mientras me cambiaba la ropa que tenía puesta hacía unos días. Ese día elegí los de frutilla, porque los de cola me daban un poco de nauseas tan temprano. Rodé con la silla hasta el escritorio y comencé mi día laboral. Miré un par de noticias, chequée mi foro preferido, discutí con un extraño porque estaba a favor de que los perros tengan su propio documento de identidad y claramente eso viola los derechos humanos. Me estaba comiendo mi tercer chupetín, esta vez de limón, cuando me entró una llamada de mi jefe.
Me despidió. No me preocupó tanto hasta que recordé que era mi única fuente de ingresos. Le pedí una explicación sensata de porqué estaba echando a su mejor programador.
– Se ha declarado a nivel mundial la baja de HTML como lenguaje de marcado web. Ya no vamos a necesitar de tus serivios y tus honorarios se salen de nuestro presupuesto anual. De todas formas, te mandendremos tu suscripción anual al gimnasio y tendrás una buena indemnización.
Apagué la computadora con lo primero que encontré en el escritorio, un tenedor. Sentí una electricidad recorrer mi cuerpo. Era enojo e impotencia. De golpe recordé todo, incluso el paso 5. No importaba, me tenía que tranquilizar y enfocarme para seguir con el plan. Volví al baño, me miré al espejo y me recordé la mente brillante que soy y que esa cara era el futuro de muchas portadas de revistas de tecnología, filantropía y humanitarismo. Llevé mis dedos al teclado nuevamente:
5. Hacer un re…
Me llegó una notificación a mí teléfono móvil. Era de un portal de noticias, lo estuve a punto de cerrar pero algo llamó mi atención. El título decía: “La evolución de HTML: ahora será STML: Space Travel Machine iLimited”. No debí apagar la computadora con el tenedor.