Esta es una transcripción de un fragmento de testimonio de viaje del capitán Husia de la nave de cargamento 3 de FC-1-0-34-b. Recolectado en la expedición arqueológica 4, fecha 1&4. 

La observación a la especie HTSS-25 comenzó alrededor de un milenio por obra del destino en una de nuestras misiones de rutina hacia la galaxia %X%, mal llamada Andrómeda por los habitantes de HTSS-25. Cuando íbamos de camino a entregar la carga habitual (creo que recordar que en ese viaje llevábamos algo de Ununennio o Deciennio y algunas algas exóticas utilizadas con fines médicos) una lluvia de asteroides nos obligó a desviar el rumbo y terminamos en una región del espacio que no conocíamos. 

Fue aterrador y maravilloso al mismo tiempo. Personalmente, nunca había estado tan lejos de un planeta y mucho menos tan alejado del límite de alguna galaxia conocida. Nos detuvimos ahí, en la profunda oscuridad del universo, por unos treinta y dos años a pensar cuál sería nuestro siguiente paso. Nuestra reflexión se terminó cuando el hambre empezó a susurrarnos y no tuvimos más alternativa que tomar acción. Así que fuimos al sistema solar habitado más próximo. 

Fue bastante dificil encontrarlo ya que la tecnología imperante en HTSS-25 de aquel entonces era nula y no contaban siquiera con dispositivos de comunicación electrónicos. Sin embargo, gracias al agudo intelecto de mi primera oficial, logramos localizar ondas de pensamiento y conciencia emergentes. Como dato de interés, más tarde serían catalogadas como Ondas Rod, las ondas priomoridales de la manifestación de la conciencia. Pero eso lo dejamos para otra entrada. 

Nos acercamos como mucho sigilo al planeta. Era muy similar a otros que ya habíamos estudiado en el pasado. Veíamos muchas similitudes con HTSS-23, de allí que nos inspiramos el nombre. La única diferencia era que en HTSS-25 imperaba el agua como sustentador de vida y en HTSS-23 ese rol lo cumplía el alcohol. Pero nuevamente, esto es para otra entrada. El punto es que en ese momento pensábamos, muy inocentemente, que los planetas albergaban formas de vida similares. Fue un shock para toda la tripulación ser partícipe del primer encuentro con otros seres de forma humanoide. 

De todas formas, previo a nuestro primer cara a cara, pasaron otras cosas. Al llegar a la órbita del planeta, los htssianos aún no existían. El planeta era dominado por unos seres enormes, con grandes corazas y pieles duras y secas. Eran simpáticos, pero su intelecto estaba muy poco desarrollado. Incluso a comparación de sus descendientes. Aunque había algunas excepciones; en una ocasión, nos encontramos con unos seres pequeñísimos, nivel microscópico, que poseían la capacidad de pensamiento más extendida de toda la galaxia. De hecho, gracias a ellos, pudimos localizar el planeta. Pero no duraron mucho, al cabo de unos miles de años se desvanecieron debido a unas simples erupciones volcánicas y cambios climáticos. 

Notamos que la evolución en HTSS-25 era frágil y volátil. En nuestra estadía vimos pasar muchas formas, texturas, tamaños y colores. Era destacable la capacidad de adaptación de ese planeta, incluso después de tanta destrucción, la resiliencia era su punto fuerte. Nos maravilló que en tan solo un millón de años hayamos sido testigos de tal danza atómica de creación y transformación. 

Si bien eramos plenamente conscientes de que no tenemos permitido establecer contacto hasta alcanzado cierto nivel de inteligencia, tuvimos que obrar con urgencia porque nos estábamos quedando sin combustible y alimento. Y estamos todos de acuerdo en que la supervivencia de la propia especie es la prioridad absoluta. De este modo, esperamos a que se desarrollase un mínimo de intelecto para poder interferir. Ahí fue cuando, finalmente, bajamos al planeta Tierra, como lo llamaban sus habitantes de ese momento.

Estaban transitando lo que ellos denominaban como “el año 2000”. Los terrícolas contaban los años y su historia en base a sucesos sociales y culturales creados desde y para la especie, aún no se había podido desprender de las ataduras de su propio mundo. Recién estaban empezando a explorar (y explotar) el poder de los átomos. Se creían muy desarrollados y avanzados. Sin embargo, lo que para ellos era una década para nosotros es un suspiro, y desde nuestra perspectiva en ese planeta la evolución natural era muy rápida y la evolución tecnológica muy lenta.

En nuestro tiempo allí, vivimos aislados en una isla en el medio del océano más grande, totalmente inhabitada y lejos de cualquier contacto indeseado. Agradezco profundamente nuestra capacidad de teletransportación, que fue lo que nos sirvió para infiltrarnos en sus sistemas de radio y posteriormente recibir ayuda. Recuerdo como si fuera ayer ese día, ya que fue el primer y único encuentro en carne propia con un htssiano. 

Nunca sentí tal movilización interna. Sentí el impulso de tocarlo, pero me contuve. Yo estaba escondido con mi manto de invisibilidad fáscica, en una sala de control. Recién había enviado el mensaje de auxilio, cuando entró ella. Era virtualmente igual a mí, con la excepción de que tenía su tejido externo arrugado y utilizaba vidrios alrededor de sus ojos para poder visualizar mejor el ambiente. Dos fenómenos no aplicables a nuestra especie, en nuestro caso la evolución es un fenómeno lentísimo y muy complejo. Desde que alcanzamos la habilidad de dirigir nuestra distribución celular, el proceso se ha vuelto muy desgastante. Pero eso ya lo saben, no sé porqué me pierdo en estos detalles.  

La diferencia destacable entre nuestras especies era que ellos nos duplicaban en tamaño, eran como una versión al 150% nuestra. Nuestra distribución de miembros, pieles, cabellos y órganos eran copias perfectas. No pude evitar pensar en qué quizás nosotros alguna vez fuimos así, más grandes y estúpidos. Me daban cierta ternura. Yo nunca quise reproducirme ni lo hice, pero con ellos palpité lo que se debe sentir cuando ves crecer a su propia creación. 

Así como entró, miró la hora (una medida de tiempo con la que estaban obsesionados en aquel entonces), tomó de un cajón su alimento y se fue. Para ella fue un día más, pero para mí, fue el instante que me cambió la existencia. Jamás me hubiese imaginado que nadie iba a creer la veracidad de esta historia al regresar.

 El resto de nuestros siglos se pasaron entre la auto observación, la exploración de aquella isla y la reparación de nuestra nave. Para cuando por fin llegó el rescate, las cosas habían cambiado bastante. Como decía, la evolución en ese planeta era una cosa inestable. Los htssianos similares a nosotros ya no existían ni dominaban más el planeta. 

Algunos milenios más tarde de aquel primer encuentro unilateral, luego de agotar todos sus recursos naturales y con una proto tecnología aeroespacial, los más privilegiados abandonaron el planeta en busca de un hogar mejor. Los que quedaron, tuvieron que adaptarse a climas catastróficos, virus, radiaciones y enfermedades. Ese momento fue clave para su sentido evolutivo. 

Los que se quedaron se volvieron fuertes, más grandes y tolerantes a todo. Se convirtieron en seres bellísimos, con un intelecto rápido y ágil, capaz de sopesar cualquier obstáculo. Una vez que pasó ese momento oscuro del mundo producto de los que se habían ido, estos superhumanos re construyeron una sociedad basada en la cooperación que dio como resultado un nuevo hogar. Fue hermoso, aún me emociono cuando lo recuerdo. 

Y un día de esos, milenios más tarde, los htssianos que habían abandonado a sus iguales regresaron. Su biología no había cambiado mucho de cómo cuando se fueron. Ahora eran más débiles físicamente, habían perdido algunos cuantos dedos, y sus sentidos se habían deteriorado, al punto que su capacidad de atención se veía reducida a unos segundos. Volvieron reclamando propiedad sobre ese mundo y se encontraron con esos seres ahora superiores. No les quedó opción que quedar relegados a tener el mismo status que el resto y trabajar en la elaboración de tareas simples, ya que su capacidad era muy limitada para ese nuevo mundo. 

Con el tiempo, más milenios pasaron, los infrahumanos como yo los llamo, continuaron involucioando a formas más simples y torpes. Muy similares a esas primeras especies primitivas con cuernos y cueros, pero con pelaje y más pequeñas. Los superhumanos continuaron expandiéndose y ampliando sus horizontes. Pero yo puedo contar hasta ahí, porque mi capacidad de entendimiento se limita a este momento. Lo siguiente que sé, es que se desvanecieron. Se hicieron unos con otros con el mismísimo universo. No lo puedo explicar, quizás en algunos millones de milenios seamos capaces de comprender. 

Yo estaba descansando bajo el fuego de esa supergigante roja que decoraba el paisaje de la isla, cuando la sombra del rescate apareció. Nos transportaron con nave y todo y nos trajeron hasta acá. Este es mi testimonio. Adjunto está todo el detalle de la observación realizada a HTSS-25 durante 25 mil millones de años. 

Se desconocen detalles del testimonio detallado y de la veracidad del mismo. La investigación mencionada está en evaluación y pronto estará disponible en formato transmental para su estudio y exposición.